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El corazón

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  • 1 mar 2019
  • 2 Min. de lectura
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. (Proverbios 4:23)



El mensaje popular es “seguí tu corazón, escúchalo, él te guiará a lo que te gusta, y a lo que deseas, sabe lo que es mejor para vos, etc”. Es el mismo que transmiten las películas, novelas, series, libros, entre otros… casi siempre la idea central es seguir lo que dicta el corazón.




La palabra de Dios nos insta a Guardar el corazón más que todas las cosas, y para ello es importante desmenuzar el significado de la palabra principal, aquí la biblia, al mencionar al corazón, se refiere a nuestras emociones, sentimientos, voluntad e intelecto.

Asimismo, en Jeremías 17:9 encontramos que “engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso”, también encontramos en el evangelio de Mateo en el capítulo 15 verso 19 “porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”.


Teniendo presente este panorama es importante reconocer que nuestros deseos son engañosos, que muchas veces lo que queremos o nuestras emociones no nos benefician y hasta nos traicionan, pues, “hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”.


Pablo, se dirige a los romanos rogando que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que no se conformen a este siglo, sino que sean transformados por medio de la renovación del entendimiento y así comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.


Este es un proceso diario, y aunque ya hayamos sido regenerados, tenemos un corazón perverso, el cual, al no estar en comunión con Cristo, terminaría engañándonos, como dice su palabra en el libro de Juan: “separados de Cristo nada podemos hacer”. Jesús dijo en Marcos 12: 30 “amarás a Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas”, eso implica amarlo por sobre todos nuestros deseos, pasiones, etc. Vemos un gran ejemplo de esto en el libro de Génesis capítulo 22, donde Dios pide a Abraham que sacrifique a su único Hijo Isaac. Aquí lo que Dios pide a Abraham es que renuncie a todo y sacrifique sus sentimientos.


Hoy Dios nos pide lo mismo a vos y a mí, que dejemos todo lo que ocupa el primer lugar en nuestra vida para darle a Él y a través de su palabra ir conociéndole, fortaleciendo la relación y a medida que nos va renovando el entendimiento iremos conociendo su voluntad para con nosotros.

Marco Pereira


 
 
 

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