La Misión
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- 14 mar 2019
- 2 Min. de lectura
“Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, y dará al hombre según sus obras.” Proverbios 24:11-12
En nuestro día a día, ¿Vemos personas que están en peligro de muerte? Cualquiera diría que normalmente no. Y si hubiera alguien en peligro de muerte, no todos somos bomberos, doctores o super héroes para salvar una vida.
Pero para responder a esta pregunta primero es necesario entender a qué se refiere Dios cuando habla de muerte.
La Biblia representa a la muerte como una separación: en el caso de la muerte física, implica una separación del cuerpo con el alma, a la cual generalmente la Biblia se refiere con la palabra “dormir” (S. Juan 11:11). En el caso de la muerte espiritual, ésta implica una separación del alma de Dios, como vemos en Génesis 2:17, 3:8 y 3:23-24.
También sabemos que la muerte espiritual es consecuencia del pecado, más lo que Dios nos regala por su gracia es vida eterna (Romanos 6:23). Además,San Juan 3:18 expresa claramente lo que le espera a los que creen en el Hijo y a los que no.
Ahora que ya entendemos a qué se refiere Proverbios 24:11, podemos afirmar que todos los días nos encontramos con personas que son “llevadas a la muerte” y que “están en peligro de muerte”.
El autor proféticamente nos llama a librar y salvar a dichas personas.2 Pedro 3:9 afirma que la voluntad de Dios es que ninguno perezca o muera, sino que todos sean salvos.
Hoy Dios nos llama a salvar a nuestros familiares, amigos, conocidos y desconocidos. Hoy es el día en que vos y yo podemos ser super héroes. ¿Cómo lo hacemos? Simplemente abriendo nuestras bocas para hablar la palabra de Dios, y Él mismo llevará a cabo la transformación (Isaías 55:11), (Salmos 19:7), (Salmos 3:8). La palabra del Dios vivo es eterna, poderosa y da vida, nuestra misión es compartirla y practicarla(Santiago 1:21-22).
Te animo a que te alimentes cada día de la palabra de Dios, de forma integral y no selectiva, porque “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.” 2 Timoteo 3:16-17.
Mario Greco
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